miércoles, 21 de noviembre de 2012

LOS SUEGROS : ¿ ÁNGELES O DEMONIOS ?





Cuando una nueva pareja decide empezar una vida, ya sea de manera oficial casándose o viviendo en unión libre, trae detrás una historia personal, una historia de vida en donde sus padres (ausentes o no) proporcionan un modelo a seguir.
 
En las etapas de la pareja, el denominado “nido vacío”, los padres tienen la posibilidad de reencontrarse dejando ir sanamente a los hijos y empezar un nuevo ciclo con el compañero, reiniciando un mundo lleno de posibilidades disfrutables para ambos miembros. 
 
Sin embargo, la realidad supera a la teoría y esos son los menos de los casos.  La ausencia de uno de los miembros,  vivir una relación disfuncional con los hijos, sobreprotegiéndolos sin importar la edad, dedicándose bajo el engaño de ser padres responsables a resolverles la vida, y por supuesto siendo intrusivos en las decisiones que toman en su vida en pareja es lo más común.
 
Los Suegros positivos 
Una vez terminada la crianza de los hijos, ser un suegro respetuoso y viviendo su propia vida, es quien generalmente se mantiene activo de pensamiento, de trabajo, pero sobretodo libre de responsabilidades con los hijos.
 
Cuando viven ambos miembros de la pareja y se dedican a realizar todos los sueños pendientes, en la convivencia, en el crecimiento aún, en la entrega de vivir sanamente la compañía con su pareja, es una de las experiencias más maravillosas de la vida.  No significa, miel en hojuelas, simplemente que a pesar de las diferencias continúan en la unión, respetándose y amándose en compañía.  Si bien la pasión, deja de ser lo que en un principio, se buscan nuevas formas de convivencia y ahora los hijos cuando llegan de visita, son encuentros disfrutables, de respeto, de consejos, de convivencia respetando las diferencias de edad y empujando a hijos, padres, nietos y suegros a continuar de forma sana e independiente cada quien su camino.
 
Los suegros negativos 
Cuando la familia de origen ha pasado desajustes en su funcionamiento o estructura, ello se refleja casi siempre en las nuevas parejas y aquí las combinaciones son múltiples y generalmente disfuncionales, para los hijos y los nietos. 
Suegros que se apoderan de los hijos: Bajo la influencia de sus padres las parejas recién formadas, son receptoras de comentarios “por el bien de los hijos”, en donde los suegros se entrometen con la nuera o el yerno, indicándole la manera más adecuada de tratar a su hijo(a), ya sea en el cuidado de su persona o en atenciones más cotidianas como el preparado de los alimentos. 
Suegros que se apoderan de los nietos: Si ellos le ven pocas capacidades de crianza hacia sus nietos, no solo existen quienes los despojan de los mismos, registrándolos como hijos propios, sino también controlando, las costumbres, alimentación, cuidados físicos, emocionales y más. 
Suegros desapegados: En la contraparte del apego, están quienes difícilmente se acercan a convivir con los hijos y los nietos, temerosos de compartir muchas veces el plano emocional. 
Suegros chantajistas: Una vez que los hijos abandonan el hogar, se garantizan de enfermarse o necesitar la presencia de la familia, siendo incapaces de convivir consigo mismos y con un miedo muy fuerte a la soledad o al recuentro con la pareja.  Un caso aparte son los suegros quienes por algún infortunado acontecimiento de la vida padecen alguna condición de discapacidad. 
Suegros con complejo de mamá gallina: Son personas que una vez casados los hijos o con una pareja, mantienen o retienen por más tiempo a los críos en la propia casa que cuando eran solteros, materialmente viven con ellos, y solo duermen fuera de su casa.  Esto siempre y cuando la tengan, de lo contrario la nueva pareja vive en casa de mamá gallina.  También existen los pollitos que difícilmente se niegan a emprender el vuelo y prefieren pasarla con mamá. 
Suegros con culpa: Si los hijos no tuvieron los mejores cuidados, los nietos se vuelven el botín en donde vuelcan aparentemente todo su amor (que no dieron en su momento a los hijos propios) y tratan de satisfacer sus propias frustraciones, sus propios deseos insatisfechos a través de los nietos, siendo: bondadosos, comprensivos, cumplidores de caprichos, visitadores, se preocupan en exceso, dan sin medida, etc.   Evidentemente, esto no lo hicieron con los propios hijos y es su manera de sanar la culpa. 
Suegros que han perdido a su pareja: Habiendo llevado una relación generalmente disfuncional, son personas que han perdido a su compañero, se vuelcan en los hijos o los nietos, siendo incapaces de enfrentar su soledad y su futuro, encubriéndolo en la dedicación y cuidado de su descendencia. 
Suegros dominantes: El poder ejercido puede provenir de su experiencia en la vida, en los negocios o por el hecho de ser exitosos en sus profesiones.  Si han formado hijos dependientes, entonces los nietos también son parte de su extensión genética y de forma abierta o velada, dominan mediante su influencia, económica, moral o de otro tipo. 
Suegros que se niegan a perder a sus hijos: En un nivel de competencia veladamente abierta e inconscientemente hostil, tenemos aquí a los suegros que invitan a su hijo(a) a asistir a la casa de origen o algún otro evento, sin considerar la nueva condición de convivencia en pareja de su hijito(a).  “Cuando vas a la casa, claro te traes a …”, “fíjate que nos invitó a comer tu tía a … a ver si puedes venir”.  La pelea, puede ser más extensa, cuando entran a la batalla los consuegros. La estrategia es tener en cuenta al crió de manera independiente conservarlo(a) a el/ella, pero no con su pareja.  De esta manera, es común tener trabajo, sufrir una enfermedad nada grave pero repentina o negarse abiertamente a asistir con los suegros en una posibilidad de salvarse, teniendo pesadillas como esta. 
Sugerencias para el cambio 
Es imposible hacer un recuento de todas las formas en como se vive la relación con los suegros, pues cada combinación es única.  Sin embargo, vale la pena tener en consideración: 
  • Hacerse responsable de si mismo y respetar el papel de autoridad de los hijos, en el ciclo de su desarrollo como nuevos padres. 
  • Seguir creciendo como persona, termina solo con la muerte, por lo tanto vivir la propia vida y no la que a mi me habría gustado a través de mis hijos, es un excelente camino de salud física y psicológica. 
  • Ser un buen suegro no es sinónimo de resolver la vida de los hijos o de los nietos. 
  • En la resolución de los conflictos de las nuevas parejas, los suegros mientras más lejos, mejor. 
  • Es importante, reflexionar que si los suegros no fueron capaces de enseñar a sus hijos a valerse por sí mismos y resolver sus propios conflictos, un gran acto de amor es hacerlo “ahora”, dejándoles en la libertad de cometer sus propios errores.  Nadie puede aprender de las caídas sino es capaz de levantarse por sí mismo. 
  • Poner distancia con la familia de origen y arreglar los propios problemas en la pareja, resulta ser siempre más sano a pesar de los tropezones. 
  • No es falta de lealtad con la familia de origen, pero la pareja cuando establece un compromiso debe su crecimiento mutuo a la convivencia con su compañero(a). (Por Juan Antonio Barrera Méndes).

             Escrito por : YOSY YACTAYO