miércoles, 30 de enero de 2013

SEXO SI, PERO NO MECANICO


Las mujeres tienen vagina, y los hombres, pene. Aunque nos de cierto pudor hablar de ellos, es innegable que hemos nacido con genitales. Y por más que el sexo se haya condenado a  lo largo de la historia, seguimos aquí gracias a nuestra necesidad y capacidad de practicarlo. No hay nada de malo en ello. Es un acto tan puro y natural como comer, dormir o respirar.
 
Si bien nuestro cuerpo jamás ha realizado ningún juicio moral sobre el sexo, nuestra mente todavía sigue contaminada por falsas creencias que limitan nuestra manera de disfrutar plenamente de nuestra sexualidad. Por más que nos cueste reconocer, en el inconsciente colectivo de la sociedad continúan reprimidos muchos sentimientos de vergüenza y  culpabilidad. Y dado que todo lo que reprimirnos termina aflorando con más fuerza, formamos parte de una sociedad que nos bombardea continuamente con mensajes sexuales explícitos o subyacentes. Lo cierto es que muchos psicoterapeutas afirman que los pensamientos relacionados con el sexo se han instalado muchas veces cerrados en nuestra cabeza. Prueba de ello es que la palabra sexo es, con diferencia, la más escrita en el buscador Google.
 
MONOTOMIA EN LA CAMA 
"Seguro que mas de una vez te has preguntado: ¿Eso es todo? EI sexo se acaba aquí" (Hari Dass)
 
Debido a nuestra falta de información y educación sexual, al convertirnos en adultos  nos seguimos guiando por los hábitos mecánicos aprehendidos durante nuestra pubertad. Así, solemos meternos en la cama siguiendo una serie de rutinas monótonas, carentes de imaginación y creatividad. Por eso con el tiempo suele desaparecer la atracción sexual hacia nuestro compañero (ó compañera) sentimental, llegando incluso a caer en el desinterés, la inercia y el aburrimiento. De ahí que muchos opten por cambiar frecuentemente de pareja o demonizar la monogamia como filosofía de pareja.
 
Por más que esta conducta sea la habitual, tan solo deviene cuando practicamos el sexo de forma mecánica e impulsiva, quedando atrapados por nuestra biología, cuya única finalidad es garantizar la reproducción de nuestra especie. Esta es la razón por la que solemos establecer un mismo patrón de conducta sexual, marcado por la acumulación de excitación y la liberación de esta tensión a travéz del orgasmo. Sin embargo, nuestra  obsesión inconsciente por alcanzar el clímax es precisamente lo que nos impide disfrutar de todo nuestro potencial sexual. Para lograr una mayor profundidad y satisfacción en la cama no nos queda más remedio que trascender nuestra impulsividad animal. No en vano, mas del 99,9% de nuestros encuentros sexuales no tienen como fin la reproducción, sino la búsqueda de placer, cariño e intimidad a través de la conexión sexual y amorosa con nuestra pareja.
 
"Cualquier resultado de insatisfacci6n en la cama tan solo se  pone de manifiesto que la  practica del sexo y todo lo que la rodea esta siendo errónea e ineficiente señala Diane Richardson. Para saber el camino, esta experta nos anima a preguntarnos c6mo nos sentimos minutos después de concluir el acto sexual. ¿Más plenos ó más vacíos? ¿Más alegres ó más tristes? ¿Más vitales ó más cansados? Así, la conocida pregunta ret6rica por que lo llaman amor cuando quieren decir sexo, se esconde una respuesta difícil de afrontar, en general. ¿Sabemos o no sabemos amar?
 
Publicado por Borja Vilaseca, en el sitio web: 
Publicado por : GIOVANNA VALLEJOS