miércoles, 28 de noviembre de 2012

REFLEXIONES SOBRE LA INFIDELIDAD


Uno de los problemas más recurrentes en la relación de pareja es la infidelidad.
 
Por tradición proviene del hombre, que inducido por factores socioculturales como el machismo, por cuadros clínicos como la sociopatía, la histeria, trastornos del control de impulsos, consumo de drogas, recurre a la infidelidad, entre otras cosas, debido a una identificación de ésta con la hombría. 
 
En ocasiones éstas actitudes son permitidas socialmente y no en pocos casos inducidas por las mismas mujeres. 
 
Hoy el problema tiende a complicarse, debido a que la mujer también practica la infidelidad por varias razones: liberación femenina, entendida como igualdad de derechos con los hombres; por monotonía en su relación que la lleva a querer experimentar sensaciones nuevas, a veces por retaliación hacia su pareja que le ha sido infiel; por falta de comunicación con la otra persona que la lleva a buscar compañía en otra parte o por factores económicos.
 
Se considera que la infidelidad femenina va en aumento y de esto los estudios revelan que en cerca del 40 por ciento son las mujeres las que toman la iniciativa.
 
Una vez la persona descubre que su pareja le ha sido infiel, experimenta sensación de dolor, de rabia, angustia, pérdida de la autoestima. Son sentimientos muy naturales y como tal deben ser vistos tanto por la misma persona como por su pareja. Con todos éstos sentimientos negativos, por lo general la persona tiende a expresar toda la agresión que siente, cargada de deseos destructivos.
 
Terminar la relación es lo primero que desea hacer, sin ninguna consideración de por medio: de sus hijos, de la persona misma, ó de la pareja. El hombre con seguridad es más reactivo y menos tolerante al saber que su pareja le ha sido infiel. A parte de todas las reacciones negativas que éste hecho conlleva, la considera una afrenta a su condición de macho, y esto es algo que él no estaría dispuesto a perder, de cara a la sociedad.
 
¿Qué hacer ? 
Existe una primera etapa, que es la que sigue una vez la persona descubre que su pareja le ha sido infiel. Y es aquí donde se presenta el conflicto entre actuar impulsivamente, movida por todos los sentimientos de dolor y rabia que produce el hecho, o tener la capacidad de afrontar el problema de manera integral como un conflicto entre dos personas que en uno u otro sentido influye sobre unos terceros que son los hijos, directamente implicados tanto en el problema como en su solución.  Una pauta importante de cómo afrontar la crisis, es no caer en el facilismo ó simplismo de pensar que hasta allí llegó todo, que se terminó la razón de luchar por ideales preconcebidos, que el vacío que se crea es imposible de llenar. Algo fundamental es afrontar el problema, no como algo insoluble, si no como una situación que si bien es cierto genera mucho dolor y resentimiento, sí tiene solución, que depende del grado de madurez y reflexión con que se enfrente.
 
No hay una solución única o ideal. No necesariamente pasa por el perdón con borrón y cuenta nueva, ni tampoco por la separación y el final de la relación.
 
La persona engañada debe tratar de afrontarlo sin el componente agresivo de la sindicación, del reproche, de la humillación, de la culpa, para tratar de lavar la afrenta a la que se le ha sometido. Si es posible debe tratar de admitir la parte de la responsabilidad que le compete. Siempre en una relación de pareja, todas las situaciones favorables o desfavorables son compartidas. Es necesario entonces: 
  • Incrementar los canales de comunicación con la otra persona, para que tengan espacio y tiempo para dialogar. 
  • Buscar ayuda profesional, con un terapeuta que le pueda abrir panoramas más amplios de comunicación y de comprensión mutua. 
  • Si usted ha sido infiel, no se aísle de su pareja, ni trate de cortar la comunicación con él o ella. Por el contrario, reflexione y aclare sus sentimientos, abra canales para comunicarse con la otra persona. 
  • Permítale a su pareja que le exprese su malestar, su inconformidad, dentro de un ambiente respetuoso y escúchela con atención. Demuéstrele que usted comprende su dolor; conviértase en un buen receptor. Hable sobre la relación de los dos y exprese con sinceridad sus propios puntos de vista. 
  • Si el problema tiene bases difíciles de manejar entre los dos, busquen ayuda profesional para comprender mejor el problema. En muchas ocasiones uno de los miembros de la pareja no quiere asistir al terapeuta, por muchas razones: por resistencias hacia el cambio, porque piensa que de nada le servirá o porque quiere seguir en el mismo círculo vicioso. La pareja debe de ser comprensiva y tratar de vincularlo con mucho tacto. En muchas situaciones pasa un tiempo largo, hasta que por fin acepta la ayuda propuesta. 
  • Un primer logro importante de la pareja es tener la convicción de que la solución está más al alcance, si ambas personas se involucran por igual, con la misma responsabilidad en la búsqueda de la mejor salida al problema que enfrentan. 
  • No es de buen pronóstico aquellos casos donde la iniciativa de lograr una solución esté sobre los hombros de uno solo de los miembros de la pareja o en el peor de los casos, donde ambos miembros de la pareja no asuman plena responsabilidad y actúen evasivamente.
Como se dijo anteriormente, no existe una solución única para resolver a satisfacción un problema de infidelidad en una pareja. Si eventualmente, después de afrontado el conflicto, la persona engañada no puede superar el trauma que esto le ha ocasionado, en el mediano plazo podría ser satisfactorio para ambos el término de la relación.
 
De otra parte, puede suceder que ambas personas logren salvar su relación previo reconocimiento de sus propios errores y de compromiso mutuo de cambio en los aspectos que han llevado su relación a la crisis. En algunas circunstancias, a una de las personas aunque el engaño logra causarle un trauma difícil de superar, logra convivir con el problema de inseguridad y desconfianza hacia la otra persona, dependiendo en gran parte del compromiso de cambio de ésta, permitiendo así que la relación se dé en términos aceptables para ambos.
 
Causas de la infidelidad femenina 
La mujer que está sometida en muchos aspectos al hombre en lo sexual, por violencia verbal o física, o por pérdida de autoestima, busca compañía en otra persona, -la contraparte de su pareja- en comprensión, en aumento del ego y valoración de sus ideas.
 
Otras llegan a la infidelidad por problemas de tipo económico. La mujer que no encuentra apoyo en su pareja, busca otra persona que le proporcione seguridad y bienestar económico.
 
La insatisfacción sexual en la mujer al no sentirse correspondida por su pareja, la motiva a experimentar nuevas sensaciones fuera del matrimonio. Impotencia, eyaculación precoz, problemas de fetichismo, y sadismo son entre otras las causas de insatisfacción.
 
Cuando las personas se unen por conveniencia económica, por no estar solos o por interés de otros familiares, es posible que con el tiempo descubran que su relación ha fracasado porque ha faltado la esencia de la unión de pareja que es el amor, y se abren a la infidelidad como una manera de liberarse.
 
Infidelidad por idealización del primer amor conduce a la mujer a querer tener un encuentro con este, siempre con la fantasía que el tiempo no ha pasado y que la persona sigue siendo la misma de antes. 

Escrito por : MILAGROS BAZÁN LÉVANO